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Mi mañana comenzó a las 5 de la mañana con un bebé de pañales frustrado, hambriento y mojado. Después de saciarlo, decidí que no tenía mucho sentido regresar a la cama. La alarma solo se dispararía en 3o minutos. Tuve que irme temprano para una cita con el médico de las 7:30 am.
Sintiéndome bastante orgulloso de mí mismo, organicé un intercambio de niños con mi cónyuge para que tuviera lugar cerca de su trabajo, para poder tener mi acupuntura en soledad. Luego, siendo una madre excelente, íbamos a andar en bicicleta en el rastro de ferrocarril pavimentado. Estaba esperando una caminata rápida con dos ciclistas felices y un bebé encantado, mientras hacía ejercicio mi cuerpo y bebía un buen café.
Sin embargo, la excursión fue todo menos encantadora. El Sr. Smackdown ganó una nueva confianza encontrada y corrió por delante, alrededor de las curvas que no podía ver. Y el Sr. Me-Too decidió que pedalearía tan lentamente que incluso si fuera filmado, Fast Forward no mostraría su bicicleta en movimiento. Mi decepción por la falta de ejercicio, la falta de visión clara y la falta de mi plan idílico que funcionó solo fue rematado por un espasmo extraño en mi pierna que ha dejado el músculo de mi pantorrilla en un nudo apretado.
Aunque esto realmente es un día agrio trivial e insignificante en el gran esquema de mi vida y los acontecimientos recientes, me encontré murmurando con Dios, “¿Por qué yo? Estoy siendo una buena madre y siento que estoy siendo castigado. Estaba haciendo ejercicio para ti, Dios. Córtame un poco de holgura “.
Y luego me recordaron que en lugar de preguntar: “¿Por qué yo, Dios?” que en cambio debería reformular la pregunta a: “¿Qué, Dios? ¿Qué me estás revelando a través de esta circunstancia? a través de mis hijos?
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Realmente no estaba muy emocionado de que Dios eligiera recordarme lo que aprendí recientemente en el estudio bíblico. Empujé esta pregunta a un lado mientras suspiraba lo suficientemente fuerte para que la madre pasara por las cuchillas empujándole a su hijo en una cochecito de trote mientras ella la escuchaba I y trató de no estar celosa por tiempos más fáciles. Pero después de apresurar al Sr. Smackdown fuera del camino que estaba bloqueando, y agarrar al Sr. Me-Too fuera de Harms, en el que se cayó drásticamente de su bicicleta. . . Me di cuenta de que lo tenía todo mal. Mis hijos eran niños. Estaban haciendo cosas apropiadas para su edad. Yo, sin embargo, no era apropiado para la edad de actuar.
Me estaba apurando. Tuve mi propia agenda. Mis propios planes. Y simplemente no funciona de esa manera. Podría haber dado al Sr. Smackdown instrucciones claras para poner solo tantos yardas por delante de nosotros. Podría haber alentado al Sr. Me-Too en su descubrimiento recién aprendido de pedalear y andar en bicicleta de niño grande, en lugar de asustarlo.
Nuestra mañana no fue divertida. Y fue mi culpa. Hay tres cosas que siempre necesito recordar cuando estoy jugando con mis hijos.
No puedo apresurarlos. Los niños no están gobernados por relojes. No tienen citas. Se toman el tiempo para beber en la maravilla de la creación y observan a las personas, especialmente a las personas en movimiento. Dios me hizo reducir la velocidad. Lo que sea que le hice a mi pierna, culminó con mi cohete muy lentamente durante dos millas.
Mis hijos son diferentes. Se recomienda al Sr. Smackdown cuando digo: “Ve más rápido. Déjame verte andar en bicicleta como el viento “. Pero Sr. Me-Too, quiere hablar sobre todas sus observaciones. Simplemente está encantado de estar en su bicicleta y usar su cuerpo para ver lentamente los árboles, un puente y otros ciclistas. Corre un excelente riesgo de destruir la personalidad única del Sr. Me-Too por mi temeridad. El Sr. Me-Too necesita touch para ser alentado. El Sr. Smackdown necesita un objetivo.
Tengo una opción. Puedo reaccionar o puedo responder. Reaccionar, lo cual es negativo por definición, requiere poco o ningún pensamiento y es potencialmente el más perjudicial para mis hijos. Responder, lo cual es positivo por definición, se piensa. Se necesita autocontrol.
Mis queridos hermanos, toman nota de esto: todos deberían escuchar rápidamente, lentamente para hablar y lentamente para enojarse, porque la ira del hombre no produce la vida justa que Dios desea. (Santiago 1: 19,20)
Oh, como dicen en el mundo inmobiliario, “ubicación, ubicación, ubicación”. Como digo en el mundo de la mamá, “autocontrol, autocontrol, autocontrol”.
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